UNA EXPERIENCIA FAMILIAR
Desde hace mucho sueño con poder salir a la montaña con mis hijos y esposa, no siempre se puede pero cuando se da es puro placer.
En el 2016 por suerte y por buscarlo, fuimos de vacaciones de invierno a Bariloche, un lugar hermoso, preparado para el turismo y con muchas propuestas de turismo convencional, pero nosotros queríamos poder hacer actividades, caminando la montaña, todo lo que el clima y la naturaleza nos dejara.
Para empezar y para calentar motores subimos caminando el hermoso Cerro Campanario, con la paradoja de ver a la gente haciendo una hora de cola para subir con la aerosilla y nosotros pudimos subir por el sendero en 25 minutos. Para los que no conocen el Cerro Campanario “La National Geographic lo considera la octava mejor vista del mundo por su paisaje de postal con lagos, penínsulas, islas, montañas, bosques y construcciones de estilo alpino”. El lugar no tiene desperdicio, es realmente hermoso y poder disfrutar esa caminata con mi familia, contemplando el entorno fue mágico.
La segunda caminata era para el lado del Cerro López, al tradicional refugio rosa, pero por la cantidad de nieve acumulada me aconsejaron cambiar el destino y subir por la ladera este donde se encuentra un refugio restaurant, al cual se excede en 4×4.
Salimos a caminar por la huella de camionetas y esta vez los chicos sintieron el cansancio y en más de una oportunidad se escuchó el tan conocido “falta mucho”, pero una vez que la nieve cubrió el camino y el paisaje se iba poniendo entretenido las ganas de llegar se disfrutaron un poco más.
Arriba el refugio estaba repleto de turistas que nos miraban como si hubiésemos salido de una película ya que llegamos con las mochilas, los bastones de trekking y además que no nos habíamos bajado de ningún vehículo. Por suerte nos comentaron que tenían una pista de “culipatin” un poco más arriba y allá fuimos a armar por un rato nuestro fiesta privada de actividades de nieve, los chicos se tiraron infinidad de veces con los trineos de culipatin y nosotros agradecidos que la montaña nos deje disfrutarla, la fiesta tuvo de todo cóndores, almuerzo, muchas fotos y por supuesto mucho culipatin.
La última caminata fue a los senderos del Parque Municipal Llao Llao. El primer trekking del día fue el del Bosque de Arrayanes, una hermosa caminata en la que se atraviesa el bosque y donde además de Arrayanes se ven diferentes especies como Cipreses y Coihues, y al finalizar se desemboca en el Lago Moreno con una espectacular vista del Hotel Llao Llao y el Cerro López.
Como somos muy inquietos y los chicos tenían ganas de seguir conociendo y caminando, fuimos al Cerro Llao Llao un pequeño cerro que tiene unos atractivos y cansadores caracoles y unas preciosas vistas. Durante todo el camino se puede ver el hongo que da nombre al Parque en todos los árboles. La cumbre es un gran plano donde se encuentra un cartel que te invita a volver por donde viniste.
De bajada y cerca de la cumbre en una gran roca nos deleitamos con el paisaje, unos ricos mates y los cometarios de los chicos que disfrutaron y aprendieron un poco de la montaña.
Que gratificante es poder realizar actividades y deportes en contacto con la naturaleza en familia y sobre todo con nuestros hijos, sacarlos un poco de la rutina, de la tecnología, de la pantalla y ver, descubrir con ellos que la montaña, la nieve, la roca nos dan tanta simpleza y a la vez tanto conocimiento de nosotros mismos y del otro.
Ojalá que pronto tengamos la posibilidad volver a caminar en familia por alguna montaña.
GUSTAVO RODRIGUEZ
Atleta Garmont
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